Por: Greidys Robles Burgos
Comenzando el periodo
escolar ingresó a estudiar un joven llamado Cristian. El joven se sentía fuera
de lugar pues no conocía a nadie y todos eran diferentes a él.
El primer día de clases
conoció a dos niñas que eran muy buenas amigas, sus nombres eran María y Linda.
A Cristian les pareció unas niñas bonitas y cariñosas pero ellas fueron muy
groseras con él porque era un desconocido.
Al pasar del tiempo,
Cristian logró hacerse amigo especial en la escuela. Su nombre era Aldair.
Aldair era íntimo amigo de
Linda y María y trató de que ellas se relacionaran con Cristian pero
lastimosamente no fue así. Al pasar de los meses a Cristian le fue llamando la
atención Linda, pero a ella le gustaba otro chico. Sin embargo, en ese tiempo Linda se fue dando
de cuenta la maravillosa persona que era Cristian y decidió establecer una
hermosa amistad con él, aun cuándo a su
amiga María no le caía bien.
Cristian y Linda se habían
convertido en buenos amigos, tanto que a él ya se le había olvidado lo que
sentía por ella y se atrevió a confesarle esta vez que María le empezaba a
gustar. Linda le advirtió que el único problema es que ella tenía novio, pero
que aún no se daba cuenta de la clase de persona que tenía al lado y lo mucho
que la iba a ser sufrir.
Días después Cristian
habla con María y le cuenta que su novio no es quien ella cree. ¿Por qué lo
dices? ¡no seas ridículo!, le respondió ella. Afortunadamente María contaba con
personas como Cristian y Linda que le deseaban lo mejor y solo querían que se
diera cuenta de la verdad.
Días después María
descubre que su novio la traicionaba con una de sus amigas. Y Ella se fue a
llorar al salón de clases. Fue entonces cuando Cristian se le acercó a y le
dijo: no llores, no me gusta verte así. María lo miró confundida:
- Qué haces aquí, es
que no te importó cómo te traté?
- Claro que me
importó, pero eso no significa que me guste verte llorar por personas que no
valen la pena.
Ella se disculpó por
su comportamiento y notó en él algo hermoso que no había visto antes. Al pasar
de los días María se dio cuenta que de lo maravilloso que él era. Cristian se
convirtió en su apoyo moral, durante esos días en que seguía sin superar lo que
le había sucedido con su ex. Cristian la invitó a una fiesta para que María
distrajera su mente y ella aceptó.
Después de haberla
visto bailar y hablar con sus amigas pensó que había dejado atrás ese mal
momento. Cristian aprovechó la alegría de María esa noche para sacarla a bailar
y después de varias canciones le preguntó si quería ser su novia.
María se sorprendió y no
sabía que responderle y solo dijo: no sé.
María se fue de la fiesta
preocupada por que las cosas entre ellos ya no serían las mismas. No se
volvieron a ver después de la fiesta solo hasta el regreso a clases. Cristian
estaba sentado escribiendo algo en una banca y ella se acerca y le responde que
sí a su petición de que fueran novios, aunque ella aun no sentía nada por él.
Después de que cumplieron el
primer mes, María empezó a sentir cosas que no había sentido con nadie. Fue
descubriendo poco a poco cosas nuevas junto a él. Cristian le enseñó lo que era
el verdadero amor.
Su primer problema no fue
entre ambos sino por las cosas de la vida. María se había quedado esperándolo
esa noche en la puerta de su casa, pero Cristian no volvió jamás. Al día
siguiente vio en el periódico de la ciudad la muerte violenta de un joven
muerto en un accidente. Ese joven era Cristian.
María no lo podía creer. Sus
lágrimas caían. Le preguntó a Dios porque le quitaba a alguien tan especial
justo cuando empezaba a ser tan feliz. Solo pensaba en que iba a ser de ella
sin él. Sus amigos Linda y Aldair se enteraron de la tragedia y la acompañaron
en su dolor. María solo se repetía a sí misma que jamás lo volvería a ver,
jamás lo volvería a sentir, ni sus besos, ni sus abrazos, ni escuchar cuando él
le decía que la amaba. Él le enseñó con su sonrisa que detrás de las nubes
siempre se ocultaba el sol y que solo con él lograba imaginar un mundo de
colores en el que los dos podían volar sin tener alas. María, lo único que sabe
es que donde quiera que se encuentre Cristian,
siempre lo amará.
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