Por:
Yarelis Conrado
Muy cerca de Tasajera, entre
el mar y la laguna, vivía una preciosa
mujer de esas con grandes virtudes que muchos hombres deseaban en una esposa.
El nombre de esa mujer es Natalia,
poseía una extrema belleza que a
todos los hombres del pueblo impactaba.
Sin embargo, de tantos hombres que la admiraban y deseaban, ella solo
privilegió a uno, por él era capaz de arriesgarlo todo.
El joven a quien Natalia le
entregó todo su amor era un estudiante muy centrado que tenía muy clara la idea
de seguir adelante y llegar a ser un gran profesional. El al igual que ella,
también se enamoró, pero tuvo la oportunidad de irse a estudiar a la ciudad de Barranquilla en busca de una
carrera universitaria. Su mayor anhelo.
Mientras que Natalia lo
esperaba con paciencia en el pueblo, el ansiaba verla cuando llegaban las
vacaciones, los lunes festivos o fines de semana. Y cuando no podía volver, le
escribía cartas de amor.
Bonito era aquel noviazgo,
amor mutuo entre ellos. Eran ejemplo de muchas parejas de aquel entonces. Así
pasaron muchos años mientras él hacia su profesión y ella paciente, lo esperó
diez largos años.
Hasta que por fin llegó el
momento deseado en el que él finalizó su carrera y Natalia guardaba las
esperanzas de casarse con el hombre de su vida, pero lo que no presintió nunca
fue que su novio, ahora un profesional, buscó a otra mujer que estaba en su
mismo nivel y no le importó a la que lo esperaba en el Pueblo.
El no volvió a escribirle
más, nunca volvió a verla, ni pregunto más por ella. Mientras ella, impaciente
se encontraba esperanzada con que él regresaría y a su vez lloraba lagrimas vivas que acompañaban su
pena y dolor.
Pasaron dos años y él
regresó a ver a ver a su familia acompañado con la otra novia. Se oía decir en
el Pueblo que la boda se realizaría un 16 de Julio para que coincidiera con la
fiesta de la santa patrona, La Virgen del Carmen; pero en la vida hay errores, errores imperdonables.
Natalia se convirtió en una
mujer herida y cegada por lo celos que juró que antes de perderlo primero
acabaría con su vida. Con su idea maligna fue
al otro lado del pueblo donde se dios la boda y llego hasta la puerta
del baile. El se encontraba sentado con
su esposa y ella se acercó, le dio un beso en su boca y le dijo: si te burlaste
de mí aquí y no pudiste amarme quizás en el cielo me ames. Entonces sacó un
arma y le disparó hasta verlo muerto, y con la misma arma, Natalia se suicidó.